viernes, 5 de octubre de 2007

El primer capítulo de una novela


A partir de la lectura de EL NOMBRE SECRETO de Laura No, escribimos un primer capítulo de una futura novela en la que apareciera una heroína o un héroe que debiera enfrentar un viaje arriesgado y desconocido... También utilizamos pinturas de diferentes artistas para lograr inspiración.

CAPÍTULO 1


Cuentan los antiguos que en Grecia había una mujer muy obsesionada por los zapatos. Su nombre era Sara Jones. Sara, cada vez que podía, iba a su vendedor preferido, Ricky Sarkany, y obviamente le compraba zapatos. Ya tenía más de mil pares de zapatos en su colección.
El problema era que Sara le compraba miles de zapatos pero al otro día no le gustaban más. Ustedes se preguntarán por qué le compraba tantos si después no le gustaban. Ricky se preguntaba lo
mismo, pero gracias a ella ganaba mucha plata, así que le seguía vendiendo.
La casa de Sara estaba habitada sólo por ella y sus zapatos, nadie más.


Ricky, muy preocupado por todo esto, empezó a darse cuenta de que ¡¡la estaba estafando!!. Inmediatamente quiso hacer algo, pero nada se le ocurría. Quería solucionar el problema de su clienta preferida sin estafarla de vuelta, para ello debía encontrar un material nunca antes visto para que Sara se quedase impactada por sus preciosos zapatos y no desease comprar unos nuevos.

Ricky sabía que había una isla escondida en el medio del Océano Atlántico. Nunca nadie antes había vuelto con vida de esa isla, pero Ricky estaba decidido a ir a ese lugar, donde conseguiría el material extraño.

Sin avisarle a nadie, al día siguiente Ricky empacó una valija, agarró su viejo gomón y su caña de pescar, se preparó víveres, tomó sus armas que estaban bien guardadas y emprendió el viaje. Sabía que este viaje no iba a ser nada fácil: se enfrentaría a muchos peligros cruzando el Mar Mediterráneo e incluso en la isla escondida. Sabía muy bien que allí se encontraría con muchos obstáculos.

Tuvo que caminar un largo rato hasta llegar a un puerto, donde le pagaría a un marinero para que lo llevase mar adentro. Ya allí, le dio las gracias al marinero, infló su balsa, puso todas sus cosas adentro y empezó a remar. Pasaban las horas y Ricky ya estaba cansado de remar, cuando de repente una gigantesca ola lo cubrió a él y su gomón. Muchas de sus cosas se cayeron al agua y se perdieron por el mar. Y eso no fue todo en ese día, un largo rato después aparecieron tiburones. Por suerte, Ricky sabía cómo hacer para que nada le hiciesen.
Al caer la noche, él estaba agotado y se tiró a dormir.


Al día siguiente, Ricky se levantó con todas las energías y empezó a remar con el doble de fuerza. Recién al mediodía se dio cuenta de la escasez de comida que tenía, ya que en la ola se le había perdido una gran cantidad y empezó a preocuparse. Por esto, decidió pescar. ¡Pero el pobre Ricky lo único que pudo pescar fue una diminuta mojarrita! En conclusión, en ese día, decidió no comer para conservar sus provisiones.

Cuando la luz de ese día ya disminuía, Ricky empezó a ver mucha niebla delante de él, y recordó que la isla a la que iba estaba llena de niebla, y por eso nadie la podía visualizar bien, por ese motivo casi ninguna persona en ese entonces conocía este territorio. Así que el zapatero juntó ánimos para remar con la esperanza de que iba a llegar a ella.
Siguió remando hasta que de repente se clavó la balsa en la arena. Al fin, había llegado. Como era de noche, no podía ver mucho pero se dio cuenta de que era una isla hermosa, llena de árboles y frutos. Pero no se podía llevar por la tentación de la hermosura de la isla, ya que sabía que le esperaban muchos peligros más e inclusive más riesgosos de los ya ocurridos.
Recogió sus cosas y durmió en la orilla arriba de su gomón.



Hecho por: Guido Sasson y Martin Brok

1 comentario:

paula luna dijo...

Gracias por la publicación.Hice algunas correcciones para evitar repeticiones: en vez de isla, territorio, ese lugar...
No pude encontrar la imagen que utlizaron para escribir, que era de un pintor latinoamericano. En su lugar puse una de Andy Warhol.
Paula Luna